En la cartelera de cine hoy podemos encontrar una de las secuelas más esperadas de los últimos años, siendo esta “Pacific Rim: Uprising”, la cual es la continuación de la cinta de 2013 del galardonado Guillermo del Toro, quien había también escrito el guion de la primera a medias con Travis Beacham, siendo este último quien ideó originalmente el concepto. Un dato muy importante a tener en cuenta a la hora de ver la nueva cinta es que del Toro tiene una participación totalmente marginal y Beacham está ausente, por lo que toda la responsabilidad recae en un equipo nuevo.
Sin hacer mucho spoiler, la trama
parte varios años después de que en la primera película se haya derrotado a los
Kaiju y cerrado la grieta dimensional en el fondo del Pacífico. El mundo está
en un proceso de reconstrucción, con las fuerzas de defensa con muchos Jaegers
en operación, aunque no se ha registrado nueva actividad de Kaiju. No obstante,
las empresas Shao están desarrollando una nueva generación de robots gigantes
que serán piloteados a distancia. En este contexto es que conocemos a Jake
Pentecost , el hijo del mariscal Pentecost de la primera película, un rufián
que no quiere ser el hijo de un héroe y que dejó su carrera. Por otro lado,
tenemos a Amara, una chica de la calle que es un genio mecánico, capaz de
ensamblar un pequeño Jaeger que funciona con un solo piloto. Es principalmente
alrededor de estos dos personajes que gira esta historia.
Ahora ¿Valió la pena la espera?
La verdad es que no. La principal cualidad que tenía la primera cinta era la sencilla premisa que manejaba: Monstruos extraterrestres atacan la Tierra y
la humanidad crea robots gigantes para enfrentarlos. Así de sencillos. En esta
nueva entrega se intenta expandir este universo, pero no se logra
adecuadamente, planteando conflictos que no llegan a nada, amparándose en el
cliché y creando personajes que son calzados a la fuerza para que representen
un nexo con la primera parte.
Primero tenemos el personaje de
Jake, encarnado por John Boyega, el cual intenta hacer un buen trabajo con
el poco material rescatable que posee para crear un papel creíble. Sin embargo,
Jake tiene dos problemas. Primero, su condición de hijo del Mariscal Pentecost
está totalmente mal planteada; saliendo de la nada pues su padre jamás se
acuerda de él en la primera cinta, incluso cuando decide sacrificarse. Si
querían crear un hijo de la nada y hacerlo bien, tendrían que haber visto
“Creed”. Por otro lado, el cuento del rebelde con grandes habilidades, pero que
prefiere una vida disoluta es un cliché tan repetido que, si no se lo hace
bien, sencillamente cae en la caricatura, cosa de la que apenas se salva Boyega
únicamente gracias a su carisma y talento.
En cuanto a la niña genio Amara,
que es interpretada por Cailee Spaeny, también no tiene mucho sentido. Debemos
aceptar que se trata de una experta en robótica que construye un mini Jaeger
con basura y nada más. No sabemos de dónde saca sus conocimientos, sólo una
historia súper repetida acerca de su origen y del por qué está sola. Además, a
Amara la meten en el programa de formación de pilotos de Jaegers donde se
encuentra con un montón de adolescentes de diferentes orígenes étnicos y de los
cuales no se nos dice nada. Se intenta plantear una relación de rivalidad entre
Amara y una de reclutas muy en el tono de Maverick y Iceman del clásico
ochentero “Top Gun”, pero acá todo esto es irrelevante y se soluciona de escena
a la otra.
Pero esto no es lo único que
falla. Tenemos la mala actuación de Scott Eastwood, quien sólo heredó el
apellido de su padre y no el talento. Entre el personaje de éste último y el de
Boyega se da una rivalidad a medias que no va a ningún lado, así como el
triángulo amoroso incongruente entre los dos y una mecánica interpretada por Adria, la hija
de Ricardo Arjona. Y también tenemos a un supuesto culto de amantes de los
Kaiju que están protestando en Sídney, de los cual no sabemos absolutamente
nada pues sólo hacen un cameo.
Por otro lado, tenemos efectos
especiales muy buenos, incluso mejores que en el primer filme, pero el montaje
es inferior y su cinematografía básica. Acá todas las escenas de batallas
ocurren de día, lo cual debería ayudar a apreciar mejor la animación CGI, pero
la composición de los planos es tan básica que las peleas de la primera son
infinitamente superiores. Del Toro que los enfrentamientos de “Pacific Rim”
fueran no sólo emocionantes por su acción, sino que artística y cinematográficamente
bellos. Por otro lado, en la secuela los planos son estáticos y no están
pensados para remarcar la enormidad de los contendientes, viéndose exactamente
como una pelea entre zords y monstruos en Power Rangers.
Suma y sigue. Había un montón de
personajes y situaciones que se plantearon en la película anterior que pudieron
ser un excelente nexo con esta secuela, pero no se usaron ¿Recuerdan el
personaje de Hercules Hansen, el sujeto que piloteaba un Jaeger con su hijo (el
insoportable del perro) y que queda como mariscal en el lugar de Pentecost?
Pues acá no parece para nada y lo reemplazan por un chino que ni me acuerdo el
nombre ¿Y Hanniban Chau, el personaje de Ron Perlman, el cual se ve que
sobrevive al ataque del Kaiju bebé en la escena post créditos? Pues acá tampoco
se lo nombra, aunque pareciera que tuviera cierta relación con la empresa que
construye los drones, pero se escriben diferente, siendo la de la cinta actual
Shao.
Pero a falta de los anteriores,
tenemos chinos. Como ya dije, el nuevo mariscal es un chino, así como todo el
personal de la torre de control de la Jaegers y la científica Liwen Shao, creadora
de los drones, está interpretada por la famosa actriz y modelo china Jing Tian,
quien últimamente aparece mucho en las cintas americanas. Todo lo anterior se
debe a dos factores que son totalmente alejados de un interés artístico. Primero
está el hecho de que Lengendary Picture, quienes están a cargo de la
distribución del film, pertenecen a un conglomerado chino. Segundo, la película
anterior no había conseguido ser exitosa en Estados Unidos, transformándose en
un fenómeno de taquilla en China, lo cual salvó la producción y permitió hacer
una segunda parte. Por ello, para los que siempre reclaman en contra de la
inclusión y quieren películas sólo con blanco de ojos azules, en esta ocasión
la decisión fue únicamente económica… aunque pareciera que no resultó como
esperaban.
Así, se puede decir sin temor a equivocarnos
que en esta cinta se nota demasiado la ausencia de Guillermo del Toro, que en
la ocasión anterior nos entregó una película redonda y con una excelente
cinematografía, mientras que ahora sólo tenemos la típica cinta que apuesta a
ser una película palomera más, hija bastarda de “Transformers 5” y “Día de la
Independencia 2”. Y es que es tan deficiente en lo que propone que su título: “Pacific
Rim: Uprising” (“Titanes del Pacífico: Insurrección” en América Latina) es una
falacia, pues aún no sé a qué insurrección hablan, porque no la vi por ningún
lado.
En resumen, si fue a ver esta película
a cine, lo ciento por usted. Si la fue a ver y le gusto pues… busque la
cinematografía de Michael Bay y Roland Emmerich pues de seguro las va a encontrar
dignas de un Oscar. En tanto, si ha sido cauto y no gastó en una entrada para
verla, no lo haga; bájela pirata y en mala calidad o sencillamente no la vea. No
se pierde de nada.
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